Impaciente el Conde en su morada
Con gritos vitoreaban a su alma
Las trompetas impetuosas avisaban
La entrada de sus legiones victoriosas
Puertas que con estruendo azotaban
Señalando la presencia de la magia
Aposento donde el Conde esperaba
En un trono, con la ira, reflejaba
Mi Lord ante vuestra presencia
Reverencia ofrezco a vuestra Alteza
Callar escuchar y atender mis deseos
Cumplir tal como os diré o su cabeza
Cortaré.
Vuestro espíritu no se altere mi Señor
Vuestros ojos me revelan vuestra aflicción
Hablar pronto y decirme cual es el conjuro
Que habrá de aliviar mi destrozado
Corazón
Pacientemente la bruja le indicó
Que la magia y la oscuridad serán
El portal a la victoria se convertirá
Y con soberbia el conde escuchó
Con ímpetu la anciana la voz alzo
Mi Lord, al fin habréis de reconocer
La magia que en ti creara la libertad
Mientras el Conde reconoce
Que su espíritu en tormento agoniza
Mientras en sus ojos la ira
La bruja Sagefemme le decía:
Con afán debéis de encontrar
La belleza de la hija del sol
En el santuario debéis de rasgar
El manto que os puede quemar
De frente a él has de ver
Balbuceando insultos el Vicario
Que coronaba el santuario
Con la hostia pisoteada, el conjuro
Así sellaba...
Con ímpetu y soberbia
En su trono el Conde se sentó
Cerrando el puño Con
Fuerte voz ordenó
Buscar en mi condado & traerme a las doncellas
Entre ellas yo sabré & cual la mía ha de ser
Traerlas a mi castillo & traerlas a la perdición
Y bendigan este aposento & con mi fornicación.
Y ordenó con ira el Conde