Se llama Lola y tiene historia,
aunque más que historia sea un poema.
Su vida entera pasó buscando
noches de gloria como alma en pena.
Detrás de su manto de fría dama
tenía escondidas tremedas armas,
para las batallas del cara a cara,
que con ventaja muy bien libraba.
Le fue muy mal de mano en mano,
de boca en boca, de cama en cama,
como una muñeca que se desgasta,
se queda vieja y la pena arrastra.
Óyeme mi Lola, mi tierna Lola,
tu trieste vida es tu trieste historia.
Pero qué manera de caminar,
mira qué soberbia en su mirar.
Óyeme mi Lola, mi tierna Lola,
tu trieste vida es tu trieste historia.
Pero qué manera de caminar,
mira qué soberbia en su mirar.
Óyeme mi Lola, mi tierna Lola,
tu trieste vida es tu trieste historia.
Fue mujer serena hasta el instante
de entregarse presta a todos sus amantes.
Es tiempo de llanto, es tiempo de duda,
de nostalgia y de tu locura.
Tienes el consuelo de saberte llena
de cariño limpio y amor sincero,
por que nadie supo robar de tus besos
eso que hoy te sobra y que nadie añora.
Óyeme mi Lola, mi tierna Lola,
tu trieste vida es tu trieste historia.
Pero qué manera de caminar,
mira qué soberbia en su mirar.
Óyeme mi Lola, mi tierna Lola,
tu trieste vida es tu trieste historia.
Pero qué manera de caminar,
mira qué soberbia en su mirar.
Óyeme mi Lola, mi tierna Lola,
tu trieste vida es tu trieste historia.
Es el tempo de la arruga quo no persona,
es el tiempo de la fruta y la pintura.